LA MODERNA LUCHA ESTUDIANTIL
El
ministro espanhol de educación rectifica su decisión de cese de becas para el
curso 2013-2014, pero aplaza la medida hacia el anho siguiente, jugarreta de
manpulación y control a las posibles acciones estudiantiles. Los estudiantes
espanholes en el estrangero, acertadamente, no bajan los brazos y deciden
organizarse en sus ciudades de destino a través de asambleas. Parece que la
lucha continua por la senda de la solidaridad con los estudiantes que quisieran
salir de Espanha el anho próximo; un buen golpe que esquiva el disparo
tranquilizante del gobierno.
La
samblea de Oporto se reune para que los estudiantes comiencen a hablar y
asentar sus bases, sus objetivos, su modo de actuar…y entonces se jodió. Los estudiantes deciden luchar contra una
situación, alimentada por las decisiones de un sistema capitalista, sin salir
de las reglas del juego. Deciden que la asamblea será representativa y
democrática, destruyendo desde un primer momento la participación y el
consenso; ya están hundiendo los pies en la mierda. No contentos con este tipo
de organización, inútil para la causa, deciden convocar una manifestación ante
el órgano institucional pertinente, que parece ser que es el Ayuntamiento. El
albanhal no deja de gotear mierda, que ya les llega a los estudiantes por la
cintura; la lucha ha perdido todo el sentido: la victoria. Las protestas no
deben realizarse dentro de las reglas de su juego, senhores estudiantes, porque
éstas les hacen privilegiados a los que las dictan, es bastante obvio.
En un
punto álgido de la asamblea se plantea la posibilidad de actuar sin avisar a
las autoridades, de luchar decentemente, de movernos sin hilos en nuestros
cuerpos que nos convierten en títeres de un ginhol que hace que toda la clase
política se descojone de nosotros. La idea revolucionaria se desecha sin ningún
tipo de consenso, sólo un argumento: el miedo. Los estudiantes tienen miedo de
la represión policial, hablan de cargas y de posible violencia en la
manifestación, si se hace de manera irregular. Aún no hemos empezado a actuar y
ya estamos cagados de miedo. Están
“indignados” con su Gobierno, pero se bajan los pantalones para que sus
representantes les den por el culo con el reglamento. Están “indignados” pero
no son capaces de armarse de valor y proceder con una patada en los huevos. Se
sienten “indignados” pero esque realmente no tienen dignidad. Algunos por
covardía, otros por falta de compromiso y otros porque sencillamente no son
conscientes de lo que dicen. Hay que ser idiota para pensar que la victoria del
oprimido se haya tras una manifestación pacífica, legal y controlada, de ser
así ya habríamos ganado. Lo que la asamblea plantea es un suicidio, una derrota
anticipada, el hazmerreir de todas las luchas dignas, el divertido pasatiempo de
la clase política. Lo que me lleva a pensar que el objetivo de la asamblea no
es la victoria, ni la destrucción de la enmienda sobre las becas, sino el
bienestar que produce al estudiante hipócrita
e ignorante el hecho de organizarse y mostrarse en la calle, paseándose
como un pseudorevolucionario. Pero no lo conseguirán, les delata el cencerro
que cuelga de su cuello y la marca a fuego en su frente: CIUADANO MODERNO
LIBERAL DEMÓCRATA MODERADO.
Llevamos
toda la vida criticando a los sindicatos
y a los partidos de izquierda, y ahora nosotros actuamos igual que ellos:
intentando no gritar muy alto para salvaguardar nuestro “bienestar”. Estas
estructuras pseudoasamblearias son el freno a la revolución o a cualquier tipo
de acción contundente. El Gobierno ya ni siquiera necesita de las fuerzas de
seguridad para mantener sus privilegios, les basta con atontar a sus ciudadanos
para que sean perros voluntarios, siempre bajo el yugo de la ley.
La
asamblea contra la enmienda de las becas es un fracaso desde antes de empezar
por su modo de proceder. Una cosa es fracasar después de haber hecho todo lo
posible para vencer, y otra muy distinta es fracasar por gusto . La
situación es clara, luchar o morir, y dado que esto no es una lucha, el
estudiante ha firmado su muerte. Una lucha que se precie, con vistas a la
victoria, ha de ser revolucionaria, en contra de los esquemas establecidos para
la opresión del pueblo.
Si
quieres luchar, organízate y actua, pero no pierdas tu tiempo y predigas tu
frustración por el estudiante hipócrita que sólo quiere jugar a la revolución sin mancharse las manos de sangre.
O PAU