Burn baby burn.
Hombre de traicionado corazón,
tu
labor remunerada contra
el alma
que desgastas, tu conciencia
mermada,
tus manos callosas.
Tu
lucha desarmada contra el
raciocinio
y la liberación.
Mujer
de envenenada sanguinidad,
propiedad
de quien te ama, o sin
amarte te
posee, de la herida
de un
estoque, en la arena espatarrada,
nacerá
de tus adentros la elección
de un
parlamento que a su Iglesia
se arrodilla,
con la boca atragantada,
y su
culo humedecido de saliva
americana.
Declaró
el colectivo de limpieza:
¡Desistimos!
Nos engulla la mierda
en la
polis madrileña, estragada del
espolio
sobre un pueblo que tolera.
Y
yaciendo el material en la calle...
Burn,
baby, burn; comencemos por las papeleras.
O PAU.
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